OJOTA es la división de la SI (ex SIDE) que realiza las escuchas telefónicas por orden judicial y que actúa en estos temas también cumpliendo instrucciones de la Casa Rosada. Fuentes de inteligencia señalan que operadores de OJOTA habrían interceptado una charla entre el vicepresidente Amado Boudou y su novia Agustina Kaempfer. Durante la misma, ella le decía que nadie del gobierno lo salía a defender y que los de La Cámpora “son unos chorros” igual que Abal Medina y especialmente Máximo. Siempre según la misma versión, el vice -tal vez recordando los problemas que le causaron otras llamadas telefónicas- le habría ordenado a Agustina que se callara. Pero la periodista habría hecho lo contrario, reclamándole a su novio que empezara a hablar de los secretos del gobierno y que amenazara con “llevárselos a todos puestos”. “Hacé como Jaime y Schoklender, que la gorda (por CFK) se asusta mucho” habría sido otra de las propuestas de Agustina. El caso es que Boudou, sin duda apurado por terminar con la charla, le habría dado la razón a su novia.
El susto y la reacción.
El caso es que la desgrabación de esta escucha telefónica le habría sido entregada por Héctor Icazuriaga a Cristina, Zannini y Parrilli. Éstos se preocuparon mucho y le habrían encargado a Abal Medina que sondeara al vice, con quien mantiene buen diálogo. Al rato, el jefe de gabinete habría confirmado que las escuchas no mentían: Boudou admitiría estar “muy caliente “porque lo dejaron solo y no sólo por ello. También estaría nervioso porque el juez federal Norberto Oyarbide no se había finalmente hecho cargo de la causa de Ciccone. También Boudou habría señalado que “estaba podrido” de que en los medios se dijera que Máximo lo retaba cada dos por tres. Consigna la misma fuente que el vice habría empezado a deslizar amenazas. Por ejemplo que, si finalmente el gobierno le suelta la mano, revelaría que cuando estaba al frente de la ANSES, Jorge Brito le daba altas comisiones a él y a Néstor Kirchner por los depósitos del ANSES en el banco Macro. En otras palabras, que estaría dispuesto a enlodar la imagen heroica del fallecido ex presidente, que tanto le costó fabricar al gobierno.
El enojo de Boudou con Cristina se extendería a que ésta lo habría hecho quedar “como un b…” públicamente, cuando días atrás le prohibió que le acomodara sus papeles delante la Asamblea Legislativa.
En Olivos, la idea de un Boudou fuera de control habría empezado a asustar y, para distender la situación, la presidente le habría ordenado a Gabriel Mariotto que defienda al vice en nombre de la militancia y también a Ricardo Etchegaray que responda a las “mentiras” de Clarín. Así fue que el administrador de la AFIP salió ayer a decir que ni él ni Boudou pidieron el levantamiento de la quiebra y que sólo podía hacerlo el juez comercial Luis Cosentino, el que habría recibido un pedido expreso en ese sentido. En conclusión, presionado por su novia, el vice consiguió al menos que lo defiendan. Cierto alivio en medio de una tormenta a la que no se le ve el final.
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