Bastó que se reabriera la posibilidad de que el chileno Galvarino Sergio Apablaza Guerra fuera extraditado a su país, donde se lo acusa del asesinato de un senador y del secuestro de un empresario periodístico durante un gobierno democrático, para que varios organismos de Derechos Humanos, encabezados por Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini, salieran a cuestionar el fallo de Corte Suprema de Justicia y a defender al ex guerrillero trasandino.
En cambio, la sangre derramada por diez soldados argentinos mientras cumplían con el servicio militar obligatorio y defendían un cuartel en Formosa el 5 de octubre de 1975, durante un gobierno constitucional del peronismo, no arrancó de esos organismos ni siquiera una palabra de aliento a sus familiares, que, como en la época en la que perdieron a sus hijos, sobreviven en la pobreza, algunos en la capital y otros en el interior de la provincia de Formosa.
Esta es una muestra más de la doble moral que parece haber invadido a varios organismos, que sólo reparan en las violaciones contra los derechos humanos de un sector. No importa si son argentinos o de otro país, su objetivo es la defensa de los derechos humanos de las personas “que lucharon por su país”, como dijo Bonafini.
En otras palabras: no importan los métodos ni si esos métodos incluyen la muerte de otros humanos en plena democracia. Importa sí el fin: que combatan por un objetivo superior como la Revolución.
Y es eso lo que ha pasado con los agregados a los listados del Nunca Más, el informe de la Conadep, y en el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, en la Costanera porteña: en un primer momento, el homenaje era para las víctimas de la dictadura y de los grupos paraestatales como la Triple A; ahora se convirtió en un reconocimiento para los caídos por la Revolución; no importa cuándo ni dónde ni cómo murieron.
La figura del combatiente ha reemplazado al desaparecido y al asesinado. Estos organismos y estos liderazgos han sido tan importantes que da pena cómo se han reducido. ¿Estarán encandilados por las luces del poder?
Y es que si pedis que se juzgue también a los civiles que asesinaron a otros civiles durante la ultima dictadura, y que actuaron por fuera de la represión estatal, te califican automáticamente de facista.
ResponderEliminarQue facil es la teoría de los dos demonios para algunos.
Saludos.
J.