El nuevo experimento K: adelantar las elecciones.

El Gobierno nacional estaría analizando adelantar las elecciones presidenciales, y convocarlas para marzo de 2011. Se trata de una jugada muy riesgosa, que pone en evidencia la debilidad política de la administración K. La oposición está expectante. Cuando el contexto político es adverso, el kirchnerismo no duda en recurrir a su laboratorio para hacer experimentos, buscando aprovecharse de la fragilidad de una oposición que, en muchas ocasiones, no encuentra el rumbo. Así fue como surgieron las listas colectoras, las nóminas espejos y las candidaturas testimoniales. Por estas horas, los operadores políticos de la Casa Rosada estarían preparando una nueva alquimia política, analizando la posibilidad de adelantar las elecciones presidenciales. Concretamente, se habla de un aparente proyecto en estudio para convocar a comicios nacionales para el mes de marzo de 2011, cuando debería realizarse en octubre de ese año. Se echaría mano, así, al recurso que en su momento utilizó Eduardo Duhalde cuando, después del asesinato de Kosteki y Santillán, y en medio de una crisis política y social de envergadura, adelantó las elecciones presidenciales de 2003 y ello le permitió a quien era su candidato, Néstor Kirchner, acceder al poder con sólo el 23% de los votos. Es más, durante una visita a Misiones, el 3 de marzo pasado, la Presidenta le habría dicho al gobernador de esa provincia (Maurice Closs): “Preparate para febrero o marzo porque a lo mejor anticipamos las elecciones”. Eso no fue todo: durante una reunión de intendentes del Conurbano, realizada el jueves pasado, luego de la derrota del oficialismo en el Senado (perdió el control político de las comisiones), también se habló insistentemente de esa posibilidad como un escenario probable. A las apuradas, Closs salió ayer a intentar relativizar que la presidenta Cristina Kirchner le haya contado que analiza adelantar las elecciones presidenciales de 2011. “Se habló del resultado de la votación en el Senado, pero en ningún momento se habló del calendario electoral, la Constitución es bastante clara y las elecciones presidenciales serán en octubre”, dijo el mandatario provincial. Pero la idea quedó instalada, al punto que ningún funcionario nacional se refirió al tema. Y sabido es que, cuando la Casa Rosada quiere salir al cruce de una eventual información falaz, manda al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, a hacer de vocero, o la propia presidenta Cristina Kirchner baja línea desde el atril de la Casa de Gobierno. La jugada no está exenta de riesgos. El adelantamiento de los comicios legislativos en 2009, que implementó el kirchnerismo para evitar una dura derrota, de poco le sirvió: los K recibieron un duro cachetazo, cosechando poco más del 30% de los sufragios. Ese caudal de votos es el que buscarían hacer valer, teniendo en cuenta la fragementación de la oposición. Esta estrategia implicaría, además, cancelar la ley de Internas Abiertas, que las prevé para agosto del año que viene. No son poco los que creen que esta norma, que fervorosamente impulsó el kirchnerismo luego de la derrota de 2009, ahora no le sería demasiado útil. En definitiva, en política, no sería la primera vez que lo que se escribió con la mano se borra con el codo.