Capítulo de hoy: Una fiesta Nac&Pop en primera persona. Champagne y choripan Off the Record.
¡Qué gran fiesta! ¡Inolvidable! Ese toque “hoolywoodense” a una fiesta Nac&Pop es algo impagable. Ver artistas cobrando en dólares para hacer un show y todo el aparato tecnológico del capitalismo desplegado mientras la
gente exclamaba “Queremos el socialismo como en Cuba” es algo único. Por qué no decir: irrepetible.
Fui temprano. No quería perderme nada. Llegando a la 9 de Julio me encontré con el imponente estacionamiento; el más grande del mundo seguro. ¡Argentina Potencia, caramba! Doctorado en Tetris el trapito encargado. Un fenómeno. Todo estaba perfectamente planeado. Aquella organización era el fiel reflejo del país, sin duda.
En camino un niño se nos burló (probablemente incentivado por una señora que tenía toda la pinta de cacerolera): Van a festejar que fueron al repechaje? Típico de un pichón de desestabilizador. Pero aquello ni cerca estaba de quitarme la alegría.
En la Plaza de todos y todas me fui acercando al escenario y comencé a ver viejos compañeros y amigos. Aquello fue cómo un “Deja vu”. Estaba Charly, el menemismo segunda mano a pleno, y Fito cantando “Mariposa tecnicolor”. ¡Volvimos a la convertibilidad! Qué alegría. Qué tiempos aquellos.
Artistas bailaban y se movían graciosamente entre luces. ¡Esto parece el Circue du Soleil! Exclamé entusiasmado.
–Está más para el “Circo de El”- Me contestó uno al lado mío. Evidentemente una gorilada de algún infiltrado.
Y entonces ella ingresó al escenario, con su épica y su osadía. Dió clase de historia, porque antes de todo, ella es una educadora. Habló de EL, algo de que la Corte legalizó el Golpe a Yirigoyen. Por las caras no sé si la gente entendió mucho lo que dijo, y confieso, que yo tampoco. Pero qué importa, aquello era la fiesta de la democracia.
Al terminar su discurso, bajo la mirada del varonil Guillermo, nuestra querida Hebe la abrazó diciendo: Esto es como un sueño compartido. Claro! Compartido por todos nostros.
Todo era alegría –obvio, la marcha del odio fue la del 8N- cuando escuché un sonoro ruido muy cerca. Era Dante (no el del infierno) descorchando un Chandon. Sacudía la botella mientras saltaba exclamando: “¡Pérignon, Revolución o Muerte!” Acompañado de un “pogo” juvenil que entonaba las bellas estrofas de: “Cristina, Cristina, Cristina corazón; acá tenes los pibes descorchando un Chandon”. Eso sí que era la marcha de la alegría.
Como colofón de esta fiesta digna de una película Spielberg: vino el apogeo del final entre fuegos de artificio para todos lados, luces de todos colores, artistas bailando, nuestra mandataria tirando un paso. Todo aquello me rebalsó de entusiasmo. Tenemos Morocha para rato.
Por El Cipayo.
Una fiesta de la democracia? si fue así: donde estaban los 40 millones de argentinos? y los representantes de los demás partidos políticos? y las banderas argentinas? y el recuerdo al padre de la democracia, Raúl Alfonsín? Sencillamente no estaban porque JAMAS fue una fiesta de la democracia...quisieron transformar lo que en realidad era una fiesta épica para mostrar el triunfo del gobierno contra Clarín y el 7D...Y NO PUDIERON HACERLO...
ResponderEliminarAmén!
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