Desde hace un par de meses, el Gobierno kirchnerista viene anunciando con bombos y platillos desde su monopolio mediático, que el 7 de diciembre será un hito importante en nuestra contemporánea historia argentina. El "7D", como lo conocemos quienes utilizamos el vocabulario reducido o monosílabo de las redes sociales, será algo así como el "Día de los Derechos Humanos Universales", vaya título vendedor de humo para un hecho que oculta mucho más de lo que pretende vislumbrar.
Voy a dejar de lado, en esta ocasión, el knockout político e institucional que fue el jueves 13-S para el Gobierno Nacional. Si bien para sus voceros, la movilización "apenas fue importante, y cargada de reclamos sectoriales con tintes golpistas o destituyentes" los hechos demuestran todo lo contrario. El 13-S los obligo acelerar una serie de medidas políticas que en realidad parecen, valga la redundancia, no haber sido "medidas". Muchas de éstas terminaron en errores irremediables, la mayoría evitables para cualquier político con uso de razón.
Todas las armas mediáticas, Ministros, Secretarios, militantes, recursos económicos, esfuerzos, energías y expectativas están enfocadas en el 7D. En el medio, "la espera" anula la visualización de los verdaderos reclamos y demandas de una sociedad "harta que espera". El 7D para el Gobierno, anula la legitimidad de toda prioridad social, el foco en el "nuevo hito histórico" del kirchnerismo, desenfoca la atención en cientos de necesidades urgentes que agonizan en un pueblo usado para justificar una lucha de poder mediático y una peligrosa embestida hacia las instituciones del Estado.
Para un político con intenciones coherentes y sinceras, el 7D debiera ser el día donde las principales "7Demandas" de la sociedad sean atendidas, donde los reclamos justos y coherentes de un pueblo reciben respuesta, donde la voz de la "sociedad toda" es escuchada, y donde sus dirigentes políticos recuerdan que son servidores y no servidos. El 7D debiera ser el hito donde los reclamos por una justicia independiente, seguridad, trabajo real, dignidad, paz social, libertades individuales, respeto y libertad de expresión debiesen obtener respuestas, donde un pueblo que desea sentirse parte de un modelo de país inclusivo exige a sus políticos atención a los reclamos, y como tal, busca hacerse escuchar y enviar las señales concretas hacia donde quiere ir, y hacia donde no quiere que lo lleven.
El 7D que el Gobierno pretender implantar, es todo lo contrario. El 7D oficial, es seguir ocultando las necesidades de los argentinos, es seguir negando los hechos de corrupción, la inflación galopante y desenfrenada, los hechos de inseguridad que se viven día a día, la impunidad de los políticos y/o empresarios corruptos que se enriquecen a costas del Estado, el uso de los sectores más humildes para fines políticos y electorales, y por último y no menos importante, la ausencia de una justicia independiente que garantice el cumplimiento de la Constitución Nacional, y la defensa de todos los derechos y obligaciones de cada uno de los argentinos.
El 7D para el Gobierno es humo, es vender espejitos de colores, es imponer deseos individualistas, sectoriales, sucios y egoístas, ajenos al sentimiento colectivo de una sociedad. Es el primer paso importante hacia el abuso indiscriminado del poder, hacia la eternización de un gobierno corrupto y mentiroso frente a una sociedad, que al menos hasta hace muy poco, permanecía dormida.
El 7D es un quiebre en nuestra historia, es un antes y un después, es el negro después del blanco, o viceversa, es el principio del fin. El 7D puede serlo todo, o puede que no sea nada. Lo que pase el 7D, va a depender de lo que los ciudadanos honestos y bien intencionados expresemos el 8N en el obelisco, en nuestros pueblos del interior y en el mundo.
El 8N será la mayor manifestación argentina en las calles, ciento de miles de ciudadanos, millones de banderas celestes y blancas expresándose pacíficamente en las plazas de sus pueblos, en cada rincón del país, en varios países del mundo. El 8N será la primera protesta global de un país que dice ¡basta!.
El 8N el pueblo argentino por segunda vez consecutiva volverá a ganar las calles. El 8N volveremos a ser noticia en el mundo, tapa en todos los diarios. Y a diferencia de ellos, que el 7D buscan ir por todo, nosotros el 8N iremos por todos.
El 8N el pueblo argentino por segunda vez consecutiva volverá a ganar las calles. El 8N volveremos a ser noticia en el mundo, tapa en todos los diarios. Y a diferencia de ellos, que el 7D buscan ir por todo, nosotros el 8N iremos por todos.
Interesante y realista visión del 7D. La captación de la realidad social y la ceguera oficial quedan nítidamente demostradas en la nota. Un tintético cuadro, una foto, como se dice en estos tiempos, de la Argentina política que nos toca vivir, donde queda palmariamente evidenciada la falencia de una verdadera oposición; ella, tan solo en cabeza de la ciudadanía que, como bien destaca el autor, dará muestras y clase magistral a los que se adueñaron de los partidos políticos, en el bien destacado 8N.
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