martes, 22 de marzo de 2011

De recetas obsoletas y resultados obvios. El fracaso del paternalismo estatal.

En apenas 12 años la agricultura brasileña duplicó su producción de granos, pasando de 58 a 122 millones de toneladas al año. En ese período los sucesivos gobiernos no formularon macro-políticas de apoyo al desarrollo de la agricultura, no hicieron grandes inversiones en infraestructuras de caminos, puertos y almacenaje, no instituyeron el deseado seguro agrícola ni aumentaron el monto del crédito rural oficial. Además, privatizaron las rutas e instituyeron peajes que aumentaron los costos de producción y de distribución de los alimentos.

Esta contradicción, entre el éxito de la agricultura y la inacción de los gobiernos, denuncia que, las obsoletas "recetas" de apoyo al agro y las frondosas burocracias públicas encargadas de ejecutarlas fueron un largo y gigantesco derroche de recursos y un rotundo fracaso. Mientras estas estuvieron vigentes, en vez de estimular las iniciativas de los agricultores y promover el desarrollo del agro, produjeron un efecto contrario. Esta paradoja exige que hagamos un serio cuestionamiento a la supuesta eficacia de las propuestas convencionales de desarrollo agrícola, basadas en el fracasado paternalismo estatal.

Argentina no está exenta a este análisis. Hemos transitado el mismo camino pero con espinas que han lastimado el tejido de la trama social del sector mas dinámico de la economía nacional. Nuestros costos de producción han crecido en dólares, a una tasa superior que la inflacion. Nuestros costos de transporte son extremadamente altos (La inversion pública no se dirigió a mejorar el sistema de transporte de carga de ferrocarriles, inmensamente mas barato que el transporte por camión, pero claro... Moyano...
Los pueblos siguen sufriendo el éxodo hacia las ciudades, nuestros hijos se marchan en búsqueda de oportunidades, pero claro.. el conurbano necesita votos…

Hemos sufrido el mismo proceso de derroche de recursos ocultado tras el discurso de la redistribución de la riqueza, que ha impactado negativamente acentuado la brecha entre los que mas y los que menos tienen. El gobierno desvió recursos genuinos del sector privado hacia la inversión publica (gasto e inversion pública) sin otro interés que incrementar su poder clientelístico, cueste lo que cueste, compitiendo con el sector privado por recursos (créditos), desincentivando la inversion privada, e incentivando el consumo, generando asi una sensacion de bienestar ficticia impregnada de populismo, distorsionando los precios relativos, distorsión que se traduce en un aumento más acelerado de los bienes, o sea en una inflación descontrolada.

Seguimos transitando un sendero con viento de cola, con precios de nuestras materias primas en los niveles históricos mas altos, y continamos teniendo al frente del timón a un gobierno ciego, sordo y verborrágico (mentiroso y corrupto). El tiempo pasa, y dejamos pasar las oportunidades.

La realidad, es en definitiva, la que debe hacer que nos cuestionemos la supuesta eficacia de las propuestas convencionales de desarrollo, basadas en el fracasado paternalismo estatal.

JSLL

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