No fue casualidad, ciertos olvidos no suelen ser casuales, ciertos gestos son mensajes y debemos aprender a descifrarlos.
No fue casual que el Bicentenario del nacimiento de Domingo Faustino Sarmiento pasara casi inadvertido para el Gobierno Nacional.
Notable olvido... Sórdida pero esforzada tarea la de ignorar este aniversario hasta reducirlo a un mínimo acto en San Juan que ni siquiera televisó el canal estatal.
Así, en medio del estrepitoso silencio oficial se cumplieron 200 años del nacimiento de aquel hombre para quien “la lucha fue su vida y su elemento” .
Una lucha que continúa, porque Sarmiento, desde el pasado, sigue desafiando al presente.
Sus ideas, sus visiones de progreso cuestionan hoy el rumbo de la Argentina hacia el futuro. Sarmiento es el hombre que soñó un país, otro país, muy diferente a este. Quizá por eso se trate de disolver su imagen en el olvido.
No es casual que se lo quiera ignorar a Sarmiento.
Fue uno de los artífices de aquella Argentina promisoria que despertaba admiración en todo el mundo.
Pero sus ideas le resultaron incomodas a tantos gobiernos de turno, y aquel proyecto de progreso y abundancia le dejo paso a la Argentina de la pobreza, la injusticia y la exclusión.
No es casual que se lo quiera ignorar a Sarmiento.
El había imaginado dos grandes motores que impulsarían a esa Argentina pujante y progresista: El Estado y la Sociedad. Un Estado preocupado por construir el interés general, con instituciones republicanas sólidas y perdurables. Una sociedad integrada, móvil y democrática, capaz de crear oportunidades de progreso para todos. Y entre el Estado y la Sociedad, un sistema educativo estatal y gratuito; capaz de incentivar la igualdad, la integración, el patriotismo y la democracia.
Una propuesta educativa que, de la mano del maestro rural, cambió la historia argentina y se convirtió en el mayor sistema de inclusión social que conoció el país.
Pero aquel proyecto de País y aquel proyecto educativo fueron progresivamente destruidos.
Hoy la realidad es una sociedad partida, Con cientos de miles de argentinos excluidos y sumidos en una pobreza irreductible. Un Estado carcomido por la corrupción; débil para controlar a los que lo roban pero poderoso para negociar votos a cambio de ayuda para sobrellevar la miseria.
No es casual que desde ese Estado se lo quiera ignorar a Sarmiento. El sanjuanino fue un ejemplo de austeridad, humildad y honestidad. Pasó por los más altos niveles de la administración pública sin acrecentar su patrimonio personal y sin beneficiar a sus familiares o amigos.
Cuidaba la transparencia de cada uno de los actos de gobierno. Por eso creó la Contaduría General y el Boletín Oficial, donde cada resolución debía ser publicada y difundida para que los ciudadanos nos enteremos como se usan los recursos de todos. Para saber si con los impuestos que el estado recauda, se construían viviendas populares o se compran veleros y “Ferraris” los amigos del poder.
Por eso este silencio a la hora de celebrar el Bicentenario de Sarmiento, no es casual. No es casual… que un periodista, defensor a ultranza de la libertad de prensa, como fue Sarmiento, no haya sido homenajeado en un país, donde hoy esa libertad, comienza a cuestionarse.
Durante su Gobierno funcionaron más de 100 periódicos, muchos de los cuales lo criticaban duramente y lo satirizaban. Todos circulaban sin ningún impedimento... Sin patotas sindicales que impidieran su libre distribución. No es casual…
Que a aquel presidente que consideraba imprescindible contar con datos estadísticos ciertos para planificar y que impulsó el Primer Censo Nacional, lo ningunee un gobierno que falsifica los índices.
No es casual… que aquel Presidente que cuando inauguró la primera comunicación telegráfica con Europa predijo la globalización, esté prácticamente ausente en los contenidos de nuestra televisión digital y de las redes educativas. No es casual… que el mensaje de unidad nacional que dio Sarmiento, quien supo deponer los rencores personales y las diferencias, haya caído en el olvido.
Sarmiento es un ejemplo incómodo para aquellos que no conciben la convivencia política si no es bajo la forma de la subordinación o la obsecuencia, para quienes no pueden soportar el disenso.
La verdadera democracia es el reconocimiento del otro, de su opinión, de su voluntad expresada en las urnas. En 2008, ante su primera derrota política, el gobierno declaró la guerra sin cuartel a los que identificó responsables de su fracaso: el campo y los medios de comunicación. Esta descalificación del que piensa diferente tuvo una nueva y bochornosa expresión cuando, tras la derrota electoral de la capital se tildó a los porteños de incompetentes.
No... No fue causal que para estos gobernantes el natalicio de Sarmiento pasara casi inadvertido…
Es que de ese país que él imaginó… está quedando poco…
SEÑOR GOBERNADOR, JEFE DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ING. MAURICIO MACRI SEÑOR GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE SAN LUIS, DR. ALBERTO RODRÍGUEZ SAA.
SEÑORES EX PRESIDENTES DE LA NACIÓN, DR. EDUARDO DUHALDE Y DR. ADOLFO RODRÍGUEZ SAA.
SEÑOR PRESIDENTE DE CRA, JUAN CARLOS GOYA.
SEÑOR PRESIDENTE DE CONINAGRO, CARLOS GARETTO.
SEÑOR PRESIDENTE DE FEDERACIÓN AGRARIA, EDUARDO BUZZI.
SEÑOR MINISTRO DE AGRICULTURA DE LA REPÚBLICA DE ARMENIA, SERGIO KARAPETYAN.
SEÑOR PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DEL PARAGUAY, VÍCTOR BOGADO.
SEÑORES SECRETARIO GENERAL DE UATRE, GERÓNIMO VENEGAS.
SEÑORES REPRESENTANTES DE SOCIEDADES RURALES AMIGAS DE BRASIL, CHILE Y URUGUAY.
SEÑORES PRESIDENTES DE LAS SOCIEDADES RURALES DEL CONSEJO FEDERAL.
SEÑORES EMBAJADORES Y REPRESENTANTES DEL CUERPO DIPLOMÁTICO.
SEÑORES LEGISLADORES.
SEÑORES DELEGADOS ZONALES.
SEÑORES SOCIOS DE LA SOCIEDAD RURAL ARGENTINA.
SEÑORES EXPOSITORES.
SEÑORAS Y SEÑORES.
Es nuestro deber, nuestra obligación, recuperar aquel país que imaginó Sarmiento. Se trata de una tarea imprescindible de todos y cada uno de los ciudadanos. Debemos reconstruir aquel Estado al servicio del interés general que supimos tener, desterrando las prácticas mafiosas, retornando a los principios republicanos de nuestra Constitución. Debemos renacer como sociedad. Debemos reconstruir el sistema educativo que contribuyó a conformar aquella Argentina progresista y luminosa que soñó Sarmiento.
Por eso, la Sociedad Rural Argentina quiere recordar al gran sanjuanino y dedicar la apertura oficial de esta muestra a evocar a Domingo Faustino Sarmiento, una de las figuras más notables y valiosas que dio la Patria, y de cuyo nacimiento se cumplieran el pasado 15 de febrero 200 años.
Y esto tampoco es casualidad… Sarmiento esta fuertemente ligado a la historia de esta exposición, a la historia de este predio.
Hace más de 130 años dos hombres, que tuvieron en sus manos el destino de esta Nación, contemplaban a la distancia las dificultosas tareas de peones y albañiles en el terreno que el Gobierno Nacional le otorgara a la Sociedad Rural Argentina, con la expresa condición de realizar aquí Ferias y Exposiciones.
Me imagino la escena: Sarmiento y Avellaneda. Me imagino a aquellos hombres de edades diferentes pero con una idéntica vocación: hacer, trabajar con una energía indomable para convertir sus ideas innovadoras en obras realizadas. Hace un siglo y medio este espacio era imaginado por Sarmiento como un símbolo de la pujanza de un país en crecimiento.
Las obras concluyeron y este predio se inauguró. Desde entonces este fue el gran escenario donde la Argentina exhibió su perfil más auspicioso basado en sus recursos naturales pero también en la capacidad empresaria y en la aplicación de tecnología. Porque los animales que aquí vemos son pura genética, tecnología de avanzada reconocida en todo el mundo pero a veces no por nuestros propios gobernantes.
Como olvidar entonces a quien soñó este espacio. Si él estaba convencido de que el único oro que había en el Río de la Plata y la mayor riqueza era la riqueza del campo. Del campo labrado, del campo en manos de colonos con oficio y con ansias de progreso. Sarmiento, que no era estanciero ni agricultor, apostó a ese indispensable protagonista del campo argentino: EL PRODUCTOR RURAL.
Sin él, el “oro” de la tierra no seria oro, sino simplemente “tierra”. El pugnaba por el desarrollo de las economías regionales, quería que cada provincia fuera capaz de producir, en abundancia, para ella y para la Nación.
Su obra modernizadora como Presidente fue gigante. Decía que “el progreso marcha rápido donde encuentra terreno preparado, lento donde no halla libertad, inteligencia o capital…” Por eso, creó el Departamento de Agricultura, estimuló el progreso industrial, la mecanización agrícola, el crédito e impulsó las primeras leyes de colonización y de tierras.
- “No es sembrando papas el gobierno en persona, que haremos florecer la agricultura. Son las buenas leyes de la tierra las que dan papa en abundancia”. Recomendaba Sarmiento.
Muchas cosas han cambiado en la patria, pero las buenas leyes, las buenas políticas que promuevan la abundancia sobre esta nuestra tierra argentina no aparecen. Políticas que hagan crecer la producción agrícola, que desarrollen las economías regionales y las conviertan en las principales abastecedoras de los mercados mundiales, que impulsen un proyecto agroindustrial generador de cientos de miles de puestos de trabajo, trabajo auténtico para todos los argentinos. Políticas sustentables; donde el trigo, el maíz, el girasol, la carne y la leche ocupen el lugar que nuestro mercado interno y los mercados externos necesitan. No un desierto verde de soja que produzca riqueza para pocos y caja fácil para el Estado.
Como imaginaba Sarmiento, queremos agricultura con agricultores. Productores arraigados a su tierra, a sus pueblos. Elaboradores y exportadores de alimentos, fabricantes de maquinaria agrícola que en las distintas regiones de la argentina, incorporen tecnología, procesos innovadores, inviertan y multipliquen los puestos de trabajo.
Hoy en cambio las desafortunadas políticas oficiales han llevado a la desaparición a decenas de miles de productores agropecuarios. Pero a pesar de eso la tierra sigue siendo la llave maestra de la economía y el progreso argentino.
La voluntad del Campo es una sola: con trabajo y permanencia, consolidar las bases de un país que nos contenga a todos, sin pensar en el color político o en las identidades partidarias.
Por favor dejen de castigar al campo, lo que es decir dejen de castigar a la Argentina
Es responsabilidad de este modelo que los productores argentinos, al inicio de la siembra del trigo, con exportaciones cerradas, no tengan a quien venderle el cereal de la cosecha pasada y que falte la harina para el consumo interno. Es el mismo modelo que premia la obsecuencia de un eslabón de la cadena del trigo con la figuración en listas para cargos electivos.
Es hora de terminar con las políticas que frenan el crecimiento. Están esquilmando a los productores trigueros. La intervención oficial y las retenciones ya les arrebataron mas de cinco mil quinientos millones de dólares. Dejen de impulsar la concentración de las grandes empresas exportadoras y la cartelización de la demanda en el mercado interno. Eliminen las trabas que tenemos para vender nuestros productos. El mundo reclama cada vez más alimentos y la Argentina puede proveérselos.
En una Argentina que ha olvidado a Sarmiento. Sin planificación energética… Donde sembrar a tiempo se convierte en una aventura por la falta de gasoil. En un país donde los estafadores convierten los fondos sociales en riqueza y lujo personal ante la mirada complaciente… o quizá cómplice de algunos funcionarios; ante tanto disparate, no puede sorprendernos que falte la carne, la harina o los lácteos.
Queremos otro país: una propuesta basada en el crecimiento, que incentive la inversión y la generación de empleos a lo largo y a lo ancho de nuestra Patria, para desterrar, de una vez por todas y para siempre la pobreza y la indigencia de la Argentina.
No es caprichoso ocuparnos de Sarmiento en este momento polifacético, polémico y genial, su vida y su obra constituyen hitos esenciales para la Argentina. Luchó por sus ideas sin descanso, y fruto de esa pasión arrolladora se le pueden reprochar errores y exageraciones. Pero con su fuerza incontenible fue uno de los mas fecundos constructores de la República.
Sarmiento fue olvidado porque no conviene comparar y comprobar que gran parte de los habitantes de nuestro pueblo, en especial nuestros jóvenes, están sometidos por la ignorancia, las carencias esenciales, la debilidad de las instituciones, la compra de voluntades, el desprestigio de la Justicia, la pérdida de autoridad moral por parte del Gobierno.
El Bicentenario de su nacimiento debería ser una ocasión propicia para recordarlo como modelo de sinceridad, honradez y entrega plena a su tierra.
Pero no. La sombra de su enorme figura se proyecta hoy sobre las ruinas de aquella educación pública, universal, gratuita y obligatoria que imaginó y construyó con una visión profética.
La Argentina parece haberse olvidado del espíritu de Sarmiento que le dio a esta Nación el liderazgo educativo de América Latina. La involución es dramática. La pobreza educativa, la peor forma del atraso, aquella a la que Sarmiento quería combatir, es hoy una realidad cotidiana. El olvido es sin duda el peor castigo para aquel hombre que hizo más que ningún argentino para que sepamos, pensemos y decidamos por nosotros mismos.
Sarmiento vivió su vejez sin un peso. Su casa era modesta; sus bienes, contados. Antes de morir dejó escritas unas líneas que se consideran, desde entonces; su testamento político: “Nacido en la pobreza, criado en la lucha por la existencia, no deseé mejor que dejar por herencia: millones en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro país, aseguradas las instituciones y surcado de vías férreas el territorio, como cubierto de vapores los ríos, para que todos participen del festín de la vida, del que yo gocé sólo a hurtadillas".
¡Para eso luchó toda su vida! Para lo mismo que lucha el campo y que pregona, año tras año, desde esta tribuna:
QUE CADA VEZ MAS Y MAS ARGENTINOS ACCEDAN A UNA CONDICIÓN DE VIDA DIGNA.
Por eso Sarmiento esta hoy con nosotros, su lucha fue nuestra lucha, sus sueños nuestros sueños. Como dice el himno que lo evoca: “Por ver grande a la Patria tu luchaste con la espada, con la pluma y la palabra”.
Por eso, en el bicentenario del nacimiento del gran hacedor de la argentina organizada la Sociedad Rural Argentina le rinde este homenaje.
Es que, como dijo Borges: “Sarmiento el soñador, sigue soñándonos…”. Desde el pasado, esta exigiéndonos que la utopía de ayer sea la realidad del mañana. Aunque intenten ignorarlo el esta allí preguntándonos, cuestionándonos, mostrándonos el camino.
Como un faro, siempre dispuesto a señalar el rumbo al porvenir.
El es el gran visionario del siglo XXI: El pensador del futuro, protagonista clave de nuestra historia. Sarmiento no es esa imagen de bronce que alternativamente se ofende y reivindica. Él esta unido a nuestra propia existencia para interrogarnos sobre el destino de esta Nación. Su pensamiento acecha para abalanzarse sobre e futuro y con la luz de su ingenio iluminar esta larga noche de ignorancia que a mas de un siglo de su muerte ya parece interminable.
Estoy seguro que esa larga noche esta llegando a su fin. Que llegará el día… Que ya amanece…
Estamos en tiempos electorales. Estoy seguro que con nuestro esfuerzo y participación, la equidad, la justicia, la honestidad, la educación y el progreso volverán a ser los pilares fundamentales de esta nación. Estoy seguro que los hombres y mujeres que trabajan la tierra en los distintos rincones de la patria serán por fin respetados.
Estoy seguro que el campo será una gigantesca fábrica de progreso y bienestar para todos los argentinos… Estoy seguro que pronto, todos juntos en las urnas, podremos devolver a la Patria los valores que fuimos olvidando.
Refundaremos una República con instituciones respetables y respetadas.
Estoy seguro que llegara ese día. Las luminosas utopías de Sarmiento comenzaran, muy pronto, a hacerse realidad.
Amén.
ResponderEliminarAyyy qué pobreza intelectual
ResponderEliminar